¿Dormir bien significa envejecer bien?
Todos sentimos la necesidad de descansar. Después de todo, el cuerpo humano, a pesar de toda su complejidad, no es una máquina y necesita reponer sus energías a través de la comida y el sueño. ¿Pero dormir solo puede hacernos relajar?
La disminución del tiempo de descanso es común hoy en día, por lo que las personas están acostumbradas a tener una rutina intensa e inquieta. Sin embargo, en algún momento el cuerpo comenzará a mostrar signos de agotamiento y pueden aparecer enfermedades y dificultades cotidianas. La falta de sueño afecta el aprendizaje, la consolidación de la memoria, la productividad y el rendimiento escolar y laboral. Además, el cansancio puede hacer que una persona esté enojada y de mal humor, interfiriendo negativamente con las relaciones interpersonales.
Un cuerpo descansado promueve un mejor equilibrio de las hormonas, que es esencial para prevenir enfermedades como la hipertensión y la diabetes. Esto se debe a que la leptina, hormona de la saciedad, se secreta durante el sueño, evitando comer en exceso. Lo mismo ocurre con la insulina, una hormona que actúa para controlar el azúcar en la sangre. Es por eso que las personas con insomnio tienen más probabilidades de tener diabetes.
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La falta de sueño, es decir, el insomnio tiene un gran impacto en la morbilidad y la mortalidad. En los ancianos, el insomnio severo aumenta la probabilidad de mortalidad en tres años y medio en tres veces. El riesgo de desarrollar depresión es mucho mayor en las personas mayores con insomnio.
Para una vigilia óptima, el adulto requiere un promedio de 7-8 horas de sueño durante un período de 24 horas, con despertares nocturnos que representan hasta el 5% del total de la hora de acostarse. Ciclos de sueño Mensaje La edad faisal se caracteriza por un patrón en el que el individuo pasa un 30% soñando, un 20% de sueño profundo y un 50% de sueño ligero.
Las condiciones para dormir siempre deben involucrar la preocupación por un ambiente físico cómodo y seguro. El confortable proviene de muebles y colchones de tango en buen estado, así como sábanas suaves y sin pliegues, uso de cubiertas de calefacción ligeras y buenas, temperatura ambiente controlada, ausencia o reducción de ruido.
La seguridad puede proporcionarse mediante iluminación indirecta de baja intensidad, que permite a los ancianos levantarse por la noche sin peligro de caídas o accidentes. La prevención y el tratamiento de los trastornos del sueño en los ancianos se puede hacer a través de medidas terapéuticas no farmacológicas destinadas a mejorar la calidad del sueño de los ancianos. Sin embargo, su efectividad disminuye con la edad, lo que sugiere un monitoreo permanente de los efectos para evaluar la necesidad de combinar estrategias no farmacológicas con terapia farmacológica. (GEIB et al, 2003), después de todo, dormir y descansar son funciones restauradoras necesarias para la preservación de la vida.
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Dr. Edgar Nunes de Moraes.
Es importante recordar que siempre escuchamos que lo ideal es dormir ocho horas al día y esto no es exagerado. Durante el sueño, además de descansar, nuestro cuerpo trabaja para mantener el equilibrio de las funciones inmunes, endocrinas, neurológicas y de otro tipo. Es por eso que dormir es tan esencial para nuestra salud.
Dormir es vivir más y mejor, ¡cuídate!
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